Características de la Educación Marista

Hay que humanizar a cada persona, hacer de el/ella:

“Un cristiano”, lo cual comporta darle un conocimiento suficiente de la religión y trabajar para formar la voluntad.”

Esto es, formar una persona de fe.

“Una persona honrada y educada”, enseñándole a vivir en armonía con sus semejantes.”

Esto es, formar una persona para el bien.

“Un sabio”, desarrollando para ello el gusto por el estudio y favoreciendo su progreso con toda clase de ejercicios y trabajos.”

Esto es, formar una persona para el conocimiento.

Para formar a una persona, el Marista sabe que busca ante todo:

“Educar para la vida, es la filosofía subyacente a los Maristas que trabajan en los colegios; una educación integral que, esperamos, ayudará a los alumnos a afrontar las  exigencias de la vida cuando dejen el entorno escolar”.

El Marista sabe que necesita:

“Acercarse a los alumnos”, aprendiendo su lenguaje, conociendo e incluso compartiendo algunos de sus gustos; una invitación a tomar a los alumnos como son;  porque no son lo que nosotros desearíamos que fueran; a creer en cada uno de ellos y a darles confianza”.

El Marista no escatima esfuerzos para:

“Ganarse el respeto”, procuremos todos tener autoridad sobre nuestros alumnos, grandes y pequeños: es decir, mostrar un cierto ascendente que inspire respeto.  Dejemos bien claro que no es, ni la edad, ni la estatura, ni el tono de voz, ni las amenazas, lo que confiere esta autoridad, sino un talente ecuánime, firme, moderado que se controla siempre, que no tiene por meta más que lo razonable y que no se deja  llevar nunca por el capricho, el estado de ánimo o el apasionamiento”.

El Marista educa a través del ejemplo:

“La ejemplaridad”, es un lugar común de la reflexión educativa. “Los alumnos tienen continuamente puestos sus ojos en nosotros”.

¿Cómo debemos actuar?:

  • Ser una persona auténtica.
  • No ocultarse detrás de reglas.
  • Hacer lo que se dice y decir lo que se hace.
  • Ser coherente entre lo que se exige a los alumnos y lo que se tolera a los maestros: la puntualidad, el humor constante, la caridad fraterna en relación a la comunidad educativa.